martes, 7 de octubre de 2014

Orctober Fest: Los orcos que en mi vida han sido


Orcos. Los malosos de fantasía por excelencia. Crueles, feos, mezquinos y quizá, gracias a Peter Jackson, una parte importante de la cultura popular. Sí, incluso entre la "gente normal". Sin ir más lejos, el otro día escuché a dos de mis alumnos, que no podrían estar menos interesados en la fantasía, describir a una chica como "un orco", y a un sitio muy lejano como "Mordor".

Por eso, toca celebrar Orctubre, y como ya están haciendo en otros blogs (en inglés), he decidido aportar mi granito de arena a este Orctober Fest tan particular. ¿La razón? Que yo a los orcos les tengo mucho cariño, pues han sido una parte muy importante de mi formación friki. Hay quién dirá que son típicos, aburridos y manidos, pero a mí me parece que guardan un encanto muy especial. Así que, para rendir homenaje a esta noble raza, voy a hablar de los tres orcos que más me han marcado, y el porqué. Allá vamos.

Los orcos del HeroQuest


Este orco fue, de hecho, mi primer contacto con la fantasía. Como a tantos otros, el HeroQuest me convirtió en el friki redomado que soy. De todas las miniaturas que venían en la caja las que más me impresionaron fue los orcos. ¿Por qué? Pues por una razón muy tonta: las figuras tenían... ¡armas distintas!

Como buen primer orco, el del HeroQuest es para mí el paradigma de lo que debe ser un pielverde. Sí, porque para mí los orcos tienen la piel verde. Los goblinoides de la versión antigua del mundo de Warhammer, con sus grandes mandíbulas, su porte desgarbado, su explosión de colores y, sobre todo, su humor negro, me encantan. Hoy en día los orcos de Warhammer tienden más a un Hulk gorilesco y brutal, pero yo me quedo con las miniaturas del gran maestro Kev. Adams.

Por cierto, la miniatura de la foto la he pintado yo. No seáis muy crueles, que tenía 9 años cuando lo hice.

Los orcos de Angus McBride


También conocidos como los orcos de el juego de rol de El Señor de los Anillos, publicado por Joc, mi primer juego de rol. De estos mis amigos y yo matamos a cientos, si no miles. La ilustración que acompaña estas líneas, obra de un genio como es Angus McBride, es para mí la imagen definitiva de los elfos corruptos de Tolkien; siniestros, crueles y cobardes. Probablemente la imagen de arriba fuera la que me hizo leer El Señor de los Anillos (sí, leí el juego de rol antes que las novelas) y me convirtió en otro habitante más de la Tierra Media.

En mi mente estos orcos y los del mundo de Warhammer son a la vez lo mismo y dos cosas completamente distintas. Dos caras de una moneda. Diferentes formas de ver un mito, como una historia que cambia dependiendo de quién la cuente.

Los orcos del World of Warcraft


El de arriba es Thrall, líder de la Horda en el videojuego World of Warcraft, que me proporcionó incontables noches de diversión en mi época universitaria. Sin duda es el videojuego al que más horas he echado y, a pesar de que hace ya años que no juego (no tengo tanto tiempo libre como antes), muchas veces echo la vista atrás y recuerdo con cariño y nostalgia los paisajes de Azeroth. Casi como si de verdad hubiera vivido allí. Y no es que yo fuera de esos que dedicaban su vida al juego a costa de todo lo demás, ya que prácticamente no hice raids y jugaba con mis amigos "del mundo real", pero es un juego que me ha marcado profundamente.

Militar en el bando de la Horda me permitió ver a los orcos de este mundo desde dentro, con sus luces y sus sombras; un pueblo azotado por una rabia que a duras penas consigue controlar, pero con una nobleza que sus enemigos muchas veces no entienden. A pesar de que superficialmente podrían parecen simplemente una copia de los pielesverdes de Warhammer, los orcos del World of Warcraft me dieron una tercera perspectiva sobre los orcos que hasta entonces no tenía: la de un pueblo como cualquier otro, héroes de su propia historia y con tantas o tan pocas razones como los demás para defender lo suyo.

En definitiva, estos son los tres orcos que me han hecho el hombre que soy. ¿Cuáles son los tuyos?

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