domingo, 28 de enero de 2018

Máscaras del Imperio. Escenario: el Imperio Español

Nos encontramos en España, año de nuestro Señor de 1620. 

El Imperio Español alcanza su máximo apogeo desde el Nuevo Mundo hasta las islas Filipinas y no se pone el sol sobre las tierras de Felipe III. Pero es imposible construir un imperio sin granjearse enemigos poderosos: Francia, Holanda, Inglaterra, Suecia... todos conspiran abiertamente y en secreto para minar el poder español. 

El tráfico marítimo con las Indias sufre los ataques de monstruos marinos y las depredaciones de corsarios como Drake, supuestamente al servicio de la corona británica, aunque en realidad responda a intereses mucho más siniestros; o Willem van der Decken, llamado “el holandés errante”, cuyos crímenes son tan horribles que Dios le impide pisar tierra firme. 

Las costas del Mediterráneo arden bajo los saqueos de los corsarios berberiscos, herederos del temible Barbarroja; y los jenízaros del Sultán, fuerzas de élite del Imperio Otomano, caen como sombras sobre las supuestamente inexpugnables fortalezas del norte de África sin dejar más prueba de su presencia que un reguero de cadáveres. 

En las bodegas de los barcos que parten desde el Nuevo Mundo se esconden guerreros jaguar que traen consigo la maldición de Moctezuma y vienen dispuestos a vengarse de los conquistadores y ofrecer los corazones palpitantes de los súbditos del buen rey a sus dioses sanguinarios. 

La vecina Portugal intenta recuperar su independencia sin mostrar reparo alguno en usar las prácticas heréticas de sus esclavos negros, capaces de hacer caminar a los muertos; y en el centro de Europa los protestantes se vuelcan en la ciencia buscando una forma de vencer a los soldados de la fe católica. 

Además, el Imperio es tan extenso que no faltan enemigos interiores. Desde Manila a Veracruz, desde Sicilia hasta Flandes, muchos son los que anteponen sus intereses a los de la Corona pensando que la distancia que les separa de la Villa les protegerá. Algunos con la fuerza de las armas, otros recurriendo a oscuros y antiguos secretos impíos que la Inquisición creía extintos. 

Los más perjudicados son, como siempre, los débiles y los inocentes.

Donde no se pone el sol

Los posibles escenarios que visitarán los Encubiertos, pues, son prácticamente ilimitados. En un Imperio Español en el que no se pone el sol (literalmente, dado la extensión de sus dominios), y en un mundo en el que todavía quedan muchos territorios que explorar e incluso descubrir, las aventuras pueden tener lugar en cualquier lugar...


...sí, incluso bajo el mar, donde casi no se ve la luz del sol. Las nuevas tecnologías impulsadas por una pujante ciencia hacen posible visitar los, hasta el momento, inexpugnables fondos marinos, donde los Encubiertos se enfrentarán a amenazas que durante siglos han sido solo cuentos de marineros.

Esta segunda muestra del arte del Cuaderno de Aventuras o manual básico es también obra de  Luis Míguez, nuestro pintor de cámara particular, y el encargado de todas las ilustraciones del libro. Para disfrutar de más arte de Luis, dirígete a su página y redes sociales:




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